Después de un profundo estudio, llegué a la conclusión que muchas personas tienen un rarísimo complejo de inferioridad con respecto a sus trabajos. En el fondo todos quieren ser otra cosa.
Detrás del plomero, por ejemplo, se esconde un verdadero maestro zen especializado en Feng Shui. Mientras arreglaba un caño roto de mi baño, me explicaba la conveniencia de poner una planta cerca de una ventana y mantener baja la tapa del inodoro para que la energía positiva no se vaya por el desagüe.
Esa misma noche cuando preparaba la cena, esuché pasar el camión de la basura. Como no había sacado aún mi bolsita, salí a correrlos al grito de "¡¡basurero!! ¡¡basurero!!". El empleado me miró con gesto aireado y me contestó: "Basurero no, señora: Recolector domiciliario de residuos".
La señora que atiende la panadería mientras te despacha una docena de medialunas te explica la tendencia de la moda para este invierno y te aconseja sobre el color de ropa que va con tu tono de pelo.
Hace unos días fuí a comprar un retazo de tela para forrar la cucha de mi perra, salí sin nada en las manos pero con una verdadera lección sobre las propiedades de las Flores de Bach.
Como diría Inodoro Pereyra: ¡Qué lo parió Mendieta!, ya no quedan domadores de potros, ahora son todos Licenciados en Trastornos de la Conducta Equina.