Siempre hay alguien que está peor.


julio 31, 2006

CERRADO POR DUELO

Se fue mi perra. Mi compañera de once años hoy está en el paraíso de los animales. Porque yo quiero creer que existe.
Y tuve que ayudarla a irse, fue tan noble que hasta el último momento no quiso abandonarme. Tomé la decisión más difícil de mi vida y tengo el corazón estrujado de la angustia.
Espero me perdonen, pero estoy muy triste. Por unos días voy a hacer silencio.


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LIZA

1995 - 2006

julio 27, 2006

Gualicho contra la mufa, compro

Se rompió un caño del baño. La humedad pasó a la pared de la escalera y al techo del escritorio.
El techo del escritorio es de yeso. El yeso se aflojó y cayó sobre la biblioteca.
Explotó el termotanque. Compré otro termotanque.
El electrodoméstico no entraba en ningún auto. Tuve que contratar un flete para traerlo.
El nuevo termotanque era similar al anterior, excepto que las conexiones no son iguales.
Las conexiones antiguas no servían en el nuevo. Busqué adaptadores por todo Buenos Aires.
El plomero tardó tres días en venir.
El caño del baño sigue perdiendo. El plomero no tiene tiempo de arreglarlo.
Compré 4 plantas de tulipanes. Flores rojo sangre. Hermosas.
Ayer cayó el granizo más grande que yo recuerde. (10 cms. cada piedra). De mis tulipanes no quedaron ni las hojas.
Me picó un mosquito cruza con araña pollito, en la frente. Ahora tengo el tercer ojo color morado/verdoso rodeado de ampollitas.
Puse sahumerios en la mesa del living para alejar las malas ondas. El sahumerio se cayó de la base y me quemó la mesa.
Mi hijo se hizo un tatuaje en la pantorrilla.

Si alguien conoce un gualicho efectivo para cambiar la suerte, por favor que me lo envíe. Tarotistas, gurúes hindúes y lectores de borra de café, abstenerse.



julio 24, 2006

Tu nombre me suena a hierba

Ayer le contaba a mi amigo Javier que indefectiblemente, relaciono los nombres de personas con objetos materiales. Por ejemplo, le decía, Carola me suena a aro. "Qué viva", me contestó, "si Carola tiene la palabra aro en el medio". Debo confesar que me dejó preguntando si mi capacidad intelectual no estará realmente disminuída, porque jamás me había dado cuenta. "Sí", le dije, "pero a mí me suena a aro redondo, esas argollas gigantes plateadas". Por toda respuesta le salió un "aha" que era más un: esta mujer está peor de lo que yo suponía.
No lo puedo evitar. Cuando alguien me dice su nombre, posiblemente al rato no recuerde su cara, pero sí que cosa es. Ahora, no es que todas las Amandas son la misma frazada. Amanda, la hija de una amiga, es una frazada de polar, mientras que la prima de mi mamá, es frazada de lana con olor a naftalina. Las Paula son botes de vela, las Silvia son muñecas de goma, las Ana son lámparas.
Al nombre de los hombres, la mayoría de las veces, los asocio a comidas. Javier son caramelos (menos mal me dijo, si decías berenjenas me enojaba), milanesas son todos los Alberto y los Hugo, salsa bolognesa. Tengo gran variedad de tartas, unas cuantas pastas y varios integrantes de asado.
Mi pobre amigo trataba de explicarme que es común relacionar las voces con colores, así que no debía preocuparme por esta afición mía. "Tu voz es amarilla", aseguró. Y ahí sí empecé a angustiarme en serio. Que las neuronas me provoquen este tipo de alucinaciones solitas nomás, sin ayuda externa, ya es complicado. Lo único que me falta sería tener hepatitis en las cuerdas vocales.

julio 21, 2006

Veo, veo, Montevideo


Y sí. Yo quería escuchar cantar en vivo a Canoura, así que me subí a un avión y me fuí a Uruguay.
Fue imposible que las personas que se encontraban en el Aeropuerto de Carrasco no supieran que estaba Laura allí, no sólo porque la reconocieron, sinó porque los gritos y abrazos que nos dimos no dejaron lugar a dudas que estabamos felices. Ahí nomás partimos a comer un chivito uruguayo. Se supone que la cantante debía conservar sus cuerdas vocales perfectas para la noche, pero parece que las tiene mejor de lo que supone porque no paramos de hablar. Hasta ahí todo era maravilloso, pero la magia empezó cuando partimos para el teatro. El Solís sería el hermano menor del Teatro Colón de Buenos Aires. Es exactamente igual sólo que más chico. Como los artistas tenían que probar sonido, luces y esas cosas que hacen los famosos, me sumé a la caravana y para mi alegría, el director del teatro me permitió cumplir el sueño de ser la novia del Fantasma de la Ópera. Recorrí cada rincón del edificio, desde el escenario, subir y bajar pisos, hasta sentarme en el palco presidencial. Mientras tanto a Laura le iban llegando flores al camarín (como esos que una ve en las películas: un departamento de dos ambientes con espejos gigantes llenos de lucecitas) y servicio de catering para que no cante con el estómago vacío. Ella apenas probó un sandwichito, pero con Jorge Nocetti y Seba Larrosa nos hicimos cargo de que no quedara nada. La acompañé mientras se vestía, se maquillaba, se arreglaba el pelo y cinco minutos antes que empiece la función salí corriendo a ocupar mi butaca. La primera impresión fue ver ese teatro lleno, pero lleno de gente de todas las edades, desde la Primera Dama, diputados, periodistas, actores hasta los seguidores de siempre. Y cuando el telón se levantó me recorrió una emoción tan fuerte que no me voy a olvidar nunca. Laura canta en un escenario como si fuera el lugar natural de su vida: ella está cómoda allí, lo mismo que Jorge con sus cuatro guitarras (que mi hijo está envidiando) y Sebastián con esa desfachatez en el piano que no podés creer. Los uruguayos aman a Canoura. Cada tema era una fiesta, los aplausos cerrados le respondían a esa llegada tan especial que tiene con el público. Hasta ahí todo era perfecto, cuando en la mitad del show avisó que iba a cantar "Los hijos de Gardel", que me lo dedicaba y me daba la bienvenida a Montevideo. Yo no puedo explicarles el nudo en la garganta que se me hizo y por supuesto empecé a llorar como una Magdalena, y seguí llorando con los siguientes, para desconcierto y asombro del desconocido señor que estaba sentado a mi lado, que no entendía porqué vertía tantos litros de agua. Se me pasó casi cuando terminaba, pero la ovación fue tan grande, la gente la aplaudió de pié tanto tiempo, que empecé a llorar de nuevo (no quieran saber como me quedó el maquillaje). Hizo tres bises y así y todo no le permitían terminar el espectáculo.
Después tuve el gustazo de conocer a Laca, a Luly, a Paloma Mensajera, a Susana, que por supuesto, estaban en las primeras filas.
A la salida la esperaban periodistas (canal 12 de Uruguay filmó todo el show, si consigo que me manden el dvd lo cuelgo para que ustedes también lo disfruten), que como anécdota debo contar, se acercaron a preguntarme si yo "era la amiga argentina" para publicar ¡¡mi nombre, apellido y foto!! en el diario. También firmó autógrafos, se quedó un rato conversando con los fans y cargadas de flores nos fuimos a comer (comida mexicana). Increíblemente en el restaurante había gente que estuvo en el Solís y por supuesto, se acercaron a saludarla. Y nos fuimos a dormir felices por tanta emoción junta.
Ayer me llevó en un Canouratour a recorrer Montevideo y cada dos pasos alguien la felicitaba. Ella no se daba cuenta, pero cada persona que cruzabamos se daba vuelta a mirarla y decían: "¡¡mirá, esa es Laura Canoura!!".
Volví a Buenos Aires congratulándome por haber ido, todo fue increíble, desde la absoluta generosidad de esta mujer que me abrió su casa como si fuera mía, con ese sol de hija que tiene, con el trato gentil de los uruguayos, que pienso repetir la visita ni bien pueda, claro que antes la vamos a traer para acá, así nos canta Chamuyo Cafiolo y nos matamos de risa todos juntos.

julio 17, 2006

Boleto de ida y vuelta


Rutas Argentinas (letra de protesta)

Yo soy de las que cree que los argentinos no somos tan malos. O por lo menos no somos más malos que en otros países. Es decir, hay unos cuantos jodidos, pero en general la gente es solidaria, amable y buena onda. Casi siempre. Excepto cuando manejamos. Ahí nos sale el Mister Hyde del alma y se nos terminan las contemplaciones. Alguna cosa debe provocar el motor del vehículo que afecta directamente al cerebro, sino es inexplicable que en este suelo patrio las personas salgamos a las calles y rutas viendo al otro (digo, al otro que también maneja por el mismo lugar donde pasamos nosotros) como un enemigo potencial que DEBE ser destruído.
Lo peor es que se da en todos lados: en las ciudades, en los pueblos y hasta en los caminos rurales. De respetar semáforos, ni hablar. ¿Normas de tránsito?, no gracias, no son para mí.
Yo vivo en una esquina bastante particular. La vereda de enfrente está "corrida" unos veinte metros a la derecha, o sea que si usted quiere pasar por la calle lateral de mi casa, debería doblar esa distancia para retomarla. Ese pedacito es contramano, así que, si uno fuera educado, tendría que dar vuelta a la manzana en una suerte de U para seguir por donde venía. En los casi cuatro años que vivo en esta casa, nunca jamás vi a un sólo automovilista respetarlo. Pero ni siquiera cuando está la policía de tránsito (que se hace millonaria allí, gracias a las coimas que levanta). ¿Accidentes? Día por medio.
Ayer volvíamos de Colón en la que creo, es la ruta más peligrosa de Argentina por ser el paso directo a Brasil y Uruguay. Es una ruta angosta, llena de lomas y curvas.
Lloviznaba, había neblina y no se veía un pomo, si me permiten la expresión. Adelante nuestro iban en fila india cinco camiones pegados unos a otros. En el sentido contrario venían infinidades de autos, colectivos y cuanta cosa con cuatro ruedas exista. Los camiones que venían detrás nuestro se cansaron de ir despacio y tres (TRES, 3, III) Scania doble cabina, acoplados de veinte metros, veintiseis ruedas (no las conté, pero más o menos) se olvidaron que no era autopista y nos cruzaron a 150 kms. por hora, obligando a los que venían de frente a tirarse a la banquina. Dos camionetas cayeron al campo (una llena de mandarinas). Jamás pararon, jamás los paró la policía, jamás les importó la suerte de los demás. Los autos caros y las 4X4, tampoco querían perderse la diversión de matar a varios, y pretendían pasar en doble fila a los que tenían adelante. Los que no queríamos suicidarnos parecíamos el queso de un sandwich, y adentro lo único que se escuchaba eran rezos a todos los santos conocidos. Los puestos de gendarmería (que supuestamente serían los encargados de evitar estas cosas), por ser domingo, lluvioso y tarde, estaban vacíos. Tan contracturados llegamos que el descanso del fin de semana no sirvió de nada.
No se me ocurre solución a este problema: indudablemente la educación vial no sirve.
Mi señor esposo opina que los conductores deberían portar ametralladoras Uzi y descargarla sobre los infractores. Pero como todos somos infractores en alguna medida, este país quedaría despoblado.
Bueno, sería una manera de devolverle la tierra a los indios, que tanto la reclaman.

julio 14, 2006

Agua Bendita

Con tanto jaleo el último tiempo, terminé muy cansada



Así me voy a las termas con mi marido:



¡Nos vemos el lunes!

julio 13, 2006

Lo que ellas quieren


Hace un rato estaba mirando por televisión un informe sobre el apareamiento de peces en el ¿lomo? de moluscos. Para los que se pregunten si no tengo cosas más divertidas que hacer, les comento que lo que me llamó la atención no fue ver como desovaba el pescado, sino el lugar que elegía, haciendo una comparación con los seres humanos. Parece que el bicho que más les agrada es aquel cuya nalga, culito o sentadera (vaya uno a saber donde lo tienen) sea el mejor formado. Y la crónica seguía con una encuesta que se hizo a los hombres preguntando que partes de su cuerpo, suponían, atraían más a las mujeres.
Un 40% dijo los pectorales desarrollados, un 25% los brazos musculosos y el resto, sus genitales. Al hacerle esta misma pregunta a las mujeres (es decir, que parte del cuerpo del hombre les gustaba más), el 80% contestó "el trasero".
Así que con la finalidad e brindar un servicio a la comunidad masculina, les sugiero que a partir de ahora dejen de mirarse horas en el espejo de los gimnasios cuando levantan pesas, se abrochen las camisas que los pelos del pecho, aunque ustedes no lo sepan, son feos feos, y dejen los slips con push up en el cajón de la cómoda. En cambio dedíquense a elevar esos cachetes caídos que no se disimulan con jeans o pantalones cargo, porque nosotras queriditos, queremos tocar culitos musculosos y redonditos. Háganme el favor, sean un poco más pescados.

julio 12, 2006

Fiesta, que fantástica, fantástica esta fiesta. (2° Parte)

Los invitados iban llegando y yo los recibía con una sonrisa petrificada. El protocolo establecía que una vez que arribaran todos, la niña bajaría las escaleras saludando cual diosa de Hollywood con este tema musical:

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Pero ya se sabe, con mi hija no hay ritual que valga.

La Cumpleañera

Cualquier niña de 15 sueña con estar en su fiesta vestida con tules rosados, maquillaje casi imperceptible y zapatitos como Cenicienta. Cualquier niña que no sea la mía, claro. A fuerza de coacción logré que no se pusiera jeans, pero eligió para la ocasión ropa ¡negra!, botas y make up onda dark. A los diez minutos de llegado el primer invitado, sin previo aviso, sin música ni nada, se aburrió de esperar y bajó la escalera para recibir ella misma a los próximos, mientras en el equipo de música sonaban temas de Ashley Simpson. El resto del tiempo se la pasó saltando y bailando con sus primas mientras los demás comíamos y tomabamos todo lo que los mozos amablemente iban dejando sobre las mesas. Del vals ni hablar y mucho menos de sentarse medio minuto a saludar. Fue exactamente lo opuesto a cualquier agasajada de fiesta tradicional. Solamente después de apagar la vela, por propia iniciativa, decidió pedir un aplauso para todos porque como ella misma dijo: "esta fue una fiesta cooperativa".



Los Invitados

La primera fue la abuela, que no paró de tocar todo el decorado para comprobar la calidad del mismo. El resto fue llegando con espacio de cinco minutos cada uno y a pesar de la lluvia (sí, porque llovía torrencialmente) traían espíritu festivo. Se fueron acomodando por familias pero se hablaban entre todos a los gritos de un extremo a otro de la habitación. Cada tanto se ponían a cantar los temas que sonaban (les envidio el oído) y lo acompañaban con palmas. Los adolescentes huyeron al comedor diario para aspirar gas helio y hablar finito (¡vamos!, ¡no me digan que ustedes nunca lo hicieron!). La comida y la bebida seguía apareciendo y desaparecía con la misma rapidez.



El mago

En mi casa es una tradición que cuando hay fiesta, se llama a un mago para animarla. Personalmente porque me encanta, pero además descubrí que todos lo disfrutan. A este no lo conocía, vino por recomendación y nos hizo llorar de risa durante cuarenta y cinco minutos. Todos eran trucos participativos sumamente divertidos, para chicos más chiquitos (nunca falta la palomita que sale de la galera) hasta el picaresco de adultos.
(El ilusionista es el de chaleco colorinche, el de celeste es el tío Pancho que nunca pudo mantener parada la varita).



La Banda

Como ya les conté, la banda empezó a ensayar a las dos de la tarde. Para las tres de la madrugada suponíamos que estaban preparados, y bajo la lluvia fuimos a escucharlos. Nunca, pero nunca tocaron el feliz cumpleaños, sin embargo nos deleitaron con unos hermosos y extraños sonidos que jamás pudimos descubrir a que canción hacían referencia. En fin, lo que vale es la intención. Eso sí, desde el sábado ningún vecino me dirige la palabra.






Final de fiesta

Alrededor de las cuatro de la mañana Julia apagó la vela, le cantamos el feliz cumpleaños, las chicas y los chicos tiraron las cintitas, (atención: la sal gruesa es mortal para el parqué), bailamos donde pudimos (afuera llovía y llovía), tomamos champagne, los hombres fumaron habanos y para las seis se fueron los últimos.
A esa hora había chicos durmiendo hasta en la bañadera. Terminamos cansadísimos pero felices porque pasamos una noche muy divertida.
Lo que más me gustó de esta fiesta fue la participación. Pero no sólo de los que vinieron, sino de ustedes, que se preocuparon en ayudarme con lo que podían, desde sugerencias hasta cosas concretas como mandarme música por e-mail (gracias Bernardo y Elteta). Así que desde acá y copiando a mi hija: ¡un aplauso para todos!.

julio 11, 2006

Fiesta, que fantástica, fantástica esta fiesta (1° Parte)

Previa

(Ahora sí, haciendo clic en las fotos las ven ampliadas. Y con la lupita, más grande todavía)




S
ábado 8:00Hs.
Hay que desalojar el living, el escritorio y el comedor diario.[ Primer descubrimiento: de ahora en adelante mis próximos muebles serán de caña o de plástico. Nunca más madera maciza.] Las mesas entran perfectas. Lo que no entran son las sillas.
Sábado 10:00Hs.
Teléfono: Mi sobrino Facundo pide permiso para traer la batería, la guitarra eléctrica y el bajo (con sus respectivos amplificadores, por supuesto) para tocar el feliz cumpleaños. Permiso concedido. Eso sí, ¿pueden venir a las dos de la tarde a ensayar?. Socorro.
Sábado 12:00 Hs.
Llega el lunch. Cantidades y cantidades de paquetes que no entran en la cocina. Terminan apilados en las sillas, impidiendo el paso al living.
Sábado 14:00 Hs.
La banda musical se instala en la galería. Empiezan a ensayar. Vienen los vecinos de cinco cuadras a la redonda a pedir silencio. Los músicos los ignoran y siguen ¿ensayando?.
Sábado 15:00 Hs.
Se colocan las guirnaldas de flores en el living-comedor. Falta el finadito y es una sala velatoria. La banda sigue ensayando.


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Sábado 16:00 Hs.
La tía decoradora me tranquiliza explicando que no compré flores de muertos, cuando estén los globos lejos de ser un velorio parecerá una habitación de hospital. La banda sigue ensayando


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Sábado 18:00 Hs.
Llega la torta. La banda sigue ensayando.


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Sábado 19:00 Hs.
Últimos arreglos, ahora sí, se acomodan las vacas souvenirs. Tratamos de convencernos que no son tan horribles. La banda sigue ensayando.


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Sábado 21:00 Hs.
Empiezan a llegar los invitados. Son recibidos por mí con una sonrisa y las ojeras hasta la rodilla. La banda sigue ensayando.

(clic en las fotos para verlas ampliadas)


julio 08, 2006

Dos al hilo

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Organizar dos fiestas de cumpleaños es un despelote. Menos mal que esta es virtual.

Felicidades, Mariposa Tecnicolor.

julio 01, 2006

Ausente con aviso

Esta semana no verán demasiado mi letra. Un poco porque a mi señor jefe, siempre tan oportuno, se le ocurrió taparme de trabajo, y otro porque el próximo sábado vamos a hacer en casa una fiestita para celebrar el cumpleaños de mi hija. La fiestita es sólo para la familia más íntima, o sea, sesenta personas. No, no es un chiste. Si tuviera que juntar a todos los parientes superaríamos los ciento cincuenta.
Los preparativos me tienen a mal traer. Mi hija es la originalidad en persona a la hora de elegir (como ejemplo, a los cinco años pidió de regalo una alfombra, a los seis una mesa de luz laqueada y a los siete un espejo ovalado de pie) y se le ocurrió como souvenir vacas. Le ofrecí mariposas, hadas, velas y todas las porquerías que se regalan en los cumpleaños, pero no. Ella quiere vacas. Al principio decidí hacerlas yo: empecé con papel maché, seguí por porcelana fría y después de sufrir cargadas tipo: "te agarró complejo de Art Attack" me dí cuenta que lo mío no es la manualidad. Al final caminé dos días seguidos hasta encontrar los buscados bovinos. También tuve que pensar en alimentar a los invitados, (lunch, postre, torta, bebidas, café), decorar medianamente el espacio donde vamos a estar los 60, unos arriba de otros (tipo orgía, vió?), contratar un showman porque baile no va a haber (únicamente en la escalera, ¿dónde sinó?), alquilar vajilla, mesas, sillas, gas helio para inflar globos con forma de corazón, buscar dos mozos en lo posible de confianza, comprarle ropa decente porque todo lo que tiene son jeans tres talles más grandes que el suyo, aleccionar al padre y al hermano para que traten de parecer gente normal, etc.
En la próxima entrada les prometo fotos de como quedó todo. Siempre y cuando sobreviva, claro.