Viene
de acá.
El viernes a la mañana, apenas abro mi mail me encuentro con la enorme responsabilidad de hacerme cargo del blog, debido a la ausencia de su titular por razones vacacionales. Eso sí, me advirtieron que a la primera línea que hable sobre informática y/o tecnología me ligaba flor de soplamocos (que palabrita acabo de resucitar, no?), a lo cual voy a acceder, sólo porque soy una persona respetuosa, ya que miedo, lo que se dice miedo, no le tengo miedo a nadie...bue, sí...¿estará leyendo esto?
La cosa es que Gingeta se fue de vacas y me pidió que le cuide la casa, prenda las luces de noche, recoja el correo y riegue las plantas (lo de vaciar la heladera va por cuenta propia), pedido este que me puso en un brete, ya que no suelo escribir posts del estilo que los lectores de este blog están acostumbrados
Me puse a cavilar y se me ocurrió que si Ginger me dejo a cargo es porque supone que un post mío puede quedar bien en su blog (como un tacho de basura en la cocina) y que mi genial estilo de escritura iluminaría su ya brillante bitácora de anécdotas...pero no. Me dejó bien clarito que no quería nada de eso sobre lo que yo acostumbro escribir.
¿Entonces de qué hablar? me pregunté, mientras lo que estaban al lado me miraban raro, claro estaba hablando solo.
Así que me acordé de las veces que tuve que viajar y dejar la casa sola, o a cargo de otra persona, y como me hacía la cabeza en el camino pensando si el gas estaba cerrado, si había apagado las luces, si las canillas no goteaban, y de cómo se iba a portar el encargado durante mi ausencia. Porque es sabido que apenas uno se aleja de la vista, el que queda a cargo se toma su trabajo muy en serio y hace suya la propiedad prestada mandándose reuniones de video, cerveza, música y locas, o bien se la pasa fumando todo el tiempo sin siquiera abrir una ventana.
Yo no quiero abusar de la confianza que la señora ha depositado en mi persona, por lo cual les pido consejo a ustedes que la conocen mejor, a ver si me ayudan a mantener esto tan limpito y pulcro como a ella le gusta.
En fín, casi sin darme cuenta ni decir absolutamente nada, acabo de escribir un post de más de cuatrocientas palabras en un blog que me prestaron. No está mal, no?
Informó, desde La Rioja, para No seré feliz pero tengo blog, Guty, corresponsal exclusivo.
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