Desde hace siete años trabajo para dos empresas constructoras del interior, como apoderada de ambas en las negociaciones con obras viales. Traducido, quiere decir que me las tengo que ver casi a diario con empleados públicos.
Esta raza de asalariados tiene características especiales que una no encuentra en otros rubros. Los hay desde sumamente amables (los menos) hasta tremendamente desagradables (los más). Lo único que los unifica es que ninguno trabaja. Es decir, lo que en cualquier empresa privada llevaría un día realizar, en las instituciones que dependen del gobierno pueden demorarse un mes, dos o caer en el olvido debajo de alguna taza de mate cocido.
Después de probar varias técnicas para lograr mi cometido, es decir, cumplir con mi trabajo, llegué a la conclusión que lo más efectivo es tratar de caerles simpática. El trámite no te lo hacen, pero al menos te tratan bien.
El viernes sumé una anécdota más a mi larga lista de desgracias laborales. Debía entrevistarme con un ingeniero en una de las secretarías del Ministerio. Como se inhiben ante la buena presencia, me calcé los zapatos de tacos y sufriendo llegué al sexto piso.
- Gin: Buenas tardes, necesitaría hablar con el ingeniero Mengueche
- Empleado Público: El Ingeniero Mengueche está muy ocupado, no va a poder recibirla.
- G: Vea, el ingeniero me envió un memorandum diciendo que lo viera hoy.
- E.P. : ¿Hoy? Qué raro. Voy a consultar. ¿Cuál es su gracia?
- G: Muevo las orejas
- E.P: ......
- E.P.: -Su nombre por favor
- G: Ginger, de la empresa Pirulingui de Resistencia, Chaco
- E.P.: (Levantando el teléfono): "ingeniero, acá está la ingeniera Ginger, de la Empresa Pirulingui.
- G: Disculpe..., yo no soy ing...
- E.P.:- Dice el ingeniero que la va a atender solamente porque acaba de llegar del Chaco, pase por la puerta C
A esa altura, no sabía si explicarle que a) Nunca pude aprender la tabla del 7 así que mucho menos estudiar ingeniería. b) Del Chaco llegué hace 14 años...
Ante tan dramático panorama asumí mi nueva identidad, de ingeniera chaqueña y allá fuí.
En resúmen, Mengueche no me dió ninguna respuesta definitiva al trámite que iba a realizar y deberé, como siempre, volver días y días hasta encontrar la solución. Lo que no tengo que olvidar es utilizar el cantito norteño para no despertar sospechas.