En mi pueblo las veredas están un poco rotas, pero todas tienen árboles y flores.
En mi pueblo el ferrocarril pasa por la mitad, entonces la gente vive "de este lado" o "del otro lado".
En mi pueblo todos se conocen, así que nadie aprendió el nombre de las calles.
En mi pueblo se sabe cuando alguien se va o cuando alguien llega, y todos pasan a saludar.
En mi pueblo las calles son muy anchas y en cada esquina un inspector dirige el tránsito de bicicletas o motonetas. Los autos se usan para pasear el domingo.
En mi pueblo se elige la Reina del Zapallo, y es un orgullo ostentar ese título.
En mi pueblo la iglesia no está frente a la plaza, y parece un casino de Las Vegas, porque tiene una cruz inmensa de luces fluorescentes.
En mi pueblo las casas tienen humedad en las paredes, pero nadie cierra las puertas con llave.
En mi pueblo no tienen termotanques porque no hay gas natural. Así que todos usan calefones eléctricos.
En mi pueblo siempre encuentran excusas para estar de fiesta. Todos los fines de semana celebran el día de algún santo y se reúnen.
En mi pueblo, para fin de año los vecinos cuelgan guirnaldas de los árboles, sacan sus sillas y mesas a la calle y lo despiden todos juntos.
En mi pueblo sopla el viento norte y siempre hay tierra, sin embargo nadie parece notarlo.
En mi pueblo la gente que viene de otros lugares se quiere quedar, y aunque yo me fuí hace muchos años, todos saben que ese será mi lugar de reposo el día que me muera.

Auspicia: Secretaría de Turismo de la Provincia de Santa Fe