Bueno, resulta que se está acercando la hora. Dentro de una semana y media estaré mudandome a mi casita nueva. Y los últimos tiempos son los más complicados. Empecé a guardar lo primero que hago cuando me cambio: los libros. Les parecerá increíble, pero ya llevo ocho cajas completas y todavía me falta desarmar una biblioteca entera. Después siguen los cuadros, los adornos, la ropa y por último la vajilla. Es un hábito que mantengo desde la primera vez que cambié de vivienda (y con esta, van doce). Vendrá el electricista a bajar las lámparas, cortaré el césped de mi jardín por última vez, el living se llenará de canastos repletos de cosas que seguramente no me entrarán en el departamento, regalaré otras tantas. Y hoy, la adrenalina del cambio deja lugar a un sentimiento raro: tengo miedo. No podría explicar a qué, pero cada vez me cuesta más desprenderme de lo conocido para afrontar nuevas aventuras. Trato de pensar en todo lo positivo: será mi casa, las paredes tendrán el color que elegí, los cerámicos aquellos que me gustaron. Y sin embargo sigue ahí.
También estaré lejos de ustedes por un tiempo, este es el último texto que escribo hasta enero. Aunque la lejanía será sólo en letras, porque los mudo conmigo. Entrarán por mi puerta nueva al mismo tiempo que yo y llenarán los espacios junto a mis discos, mi cama, mis muebles.
No voy a poder dejarles un saludo escrito para Navidad ni para Año Nuevo, pero sepan que serán parte de mi rito privado (algunos ya lo saben y los incluyo desde que los conozco). Cuando en Argentina sean las doce de la noche y el 2007 empiece, miraré como siempre las estrellas y la luna y pensaré en ustedes, porque eso es algo que estén donde estén, nos une: las ven todos. Y voy a agradecerles la compañía, las risas y los encuentros. Porque no importa que no nos conozcamos las caras, ustedes son también mis compañeros de la vida.
Felices Fiestas.
Ginger
# posteado por Ginger : 6:17 p. m.
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