Hagamos un poco de historia: en la adolescencia lo más importante de nuestras vidas son las amigas. Compartimos hasta los calzones con ellas, les contamos nuestros más íntimos secretos, pasamos 24 horas del día juntas y gastamos fortunas en teléfono (a expensas de nuestros padres) hablando de cualquier cosa. Después conocemos a ese varoncito que nos hace actuar como verdaderas idiotas; no tenemos ojos más que para él y aceptamos todas sus estupideces como sagradas normas bíblicas. Ahí las amigas pasan a segundo plano. Ya no tenemos tiempo de acompañarlas a la peluquería (porque debemos mirar con él un partido de futbol por tv entre Cambaceres y Deportivo Arenas), el teléfono les dará siempre ocupado; estamos hablando con él sobre lo fabuloso que es, y así. Cuando nos casamos nuestro mundo deja de ser "poli" y se transforma en "mono". Por lo menos es lo que creemos los primeros tiempos hasta que nos damos cuenta que el varoncito vino con madre y hermanas incorporadas (menos el mío que no tiene, pero la madre vale por sextillizas).
Pasada la pasión arrolladora, sentimos necesidad de hacer una regresión hacia la amistad, sólo que nuestras antiguas amigas están transitando algunos de los procesos previos que ya vivimos, otras hicieron nuevas amistades y otras se fueron a vivir a Alaska. Para entonces, él siguió conservando sus amigos y nos enchufa de rebote a las esposas. Está comprobado científicamente (por mi) que sólo un 10% de ellas puede tener un mínimo punto de contacto con nosotras. El resto se encargará sistemáticamente de pasarte recetas de cocina, aún cuando le digas hasta el cansancio que odias cocinar, refregarte por la cara lo fabuloso que le sale el budín de pan y recordarte que la única vez que intentaste hacerlo lo confundió con cartón prensado. Otras darán lecciones sobre como educar a tus hijos, y traerán a los suyos vestidos como los príncipes de Gales mientras los tuyos andan en patas y remeras desteñidas con tantos lavados.
A esta altura, las mujeres salimos a recolectar amigas por otros lados. Unas que elijamos nosotras. Es variable el lugar de pesca, puede ser en las reuniones de madres del colegio, en los clubes o en el trabajo. Y entonces empiezan los problemas maritales.
Si las afortunadas que aceptaron nuestra amistad son casadas, ellos las mirarán con desconfianza. Nos acusarán de meter en casa a desconocidas y se negarán rotundamente a entablar trato con ellas. Si somos nosotras las que visitamos su casa, nos retiraremos estratégicamente cuando lleguen sus respectivos esposos para no pasar por el mismo examen visual.
Si la nueva amistad es soltera, ¡Dios nos libre!. Se ponen en un estado de paranoia crónica y utilizan cualquier método para acabar con nuestra relación. Nunca dan una excusa válida, pero la verdadera causa es que temen (con acierto) que podamos contemplar todo lo que nos perdimos por casarnos con ellos. Los hombres sufren un verdadero complejo de inferioridad a la hora de evaluar su matrimonio.
Y que decir si nuestra nueva amiga es divorciada. Que les avisen que el fin del mundo está cerca, no tendrá el mismo efecto devastador que saber que la esposa tiene una amiga separada. Las harán sospechosas de conductas inmorales, las acusaran de buscar llevarnos por el mal camino, y las crucificarán eternamente por libertinas. Porque un varón nunca aceptará que su esposa conozca a alguien que pasó por el infierno y prefirió vivir en el cielo, que se traduce en ser dueña del control remoto, salir cuando sienta ganas, o perder el tiempo arreglandose las uñas en lugar de planchar camisas masculinas.
Por eso, estimadas señoras y señores que leen este blog, es importante saber que cuando una se casa (hasta que la muerte nos separe, la muerte de él), tenga muy en claro que, en cuanto a amigas se trate, el esposo reducirá a cenizas la poca autoestima que nos quede para conservarlas. Sin embargo, si algo nos caracteriza a las damas es nuestra infinita paciencia para hacer oídos sordos a las palabras de los hombrecitos. Y cuando se canse de no escucharlos, mándelos a jugar al fútbol con los amigos. Así después tiene mucho para reprocharle.
# posteado por Ginger : 4:42 p. m.
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