Me tomé unos días para varias cosas. Para volver a trabajar, para ordenar mi casa, para prender la computadora.
No es este un momento bueno en mi vida, ni siquiera tranquilo. Afrontar la muerte de los padres no es fácil para nadie, y mucho menos cuando se vive en carne propia la agonía de los últimos días sabiendo que el final es inevitable.
Racionalmente entiendo todo: los años, la enfermedad, la muerte como parte de la vida. Pero los sentimientos son inmanejables. Tengo mucha angustia. Por mi vieja, por mi papá, por mí.
Con el tiempo me iré acostumbrando a la ausencia, porque lo que queda es eso: acostumbramiento. Uno nunca deja de sentirla. Porque las madres no tienen edad, las necesitamos por igual a los 15 como a los 40.
Quiero agradecerles profundamente a todos. Ustedes no se imaginan como me emocionaron con sus llamados, sus mensajes, sus e-mails. Porque los sentí cerca de verdad, aunque nos separaran muchos kilómetros.
Me queda pedirles un poco de paciencia, por estos días no tengo ganas de escribir. Pero como les dije más arriba, la misma vida se encarga de ayudarte a caminar de nuevo.
Mis infinitas gracias y un abrazo fuerte a todos.
# posteado por Ginger : 4:04 p. m.
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