Si algo faltaba para completar mi cubículo cerebral que abarca la parte "Nos tapó el agua", era recibir una invitación para un curso de Terapia de Regresión a Vidas Pasadas.
Llegó por correo y a mi nombre. En membrete dorado, se leía "Dr. Camilo B. - Hipnoterapista - Miembro Adherente del IARRT".
La carta contenía una pequeña descripción sobre la importancia de saber quienes fuimos en vidas pasadas.
Sonamos!, pensé. Ahora me dice que fuí cucaracha y encuentro allí la justificación de los pelos duros que tengo en las piernas!
Seguía explicando la necesidad de conocer nuestro yo anterior para mejorar nuestro yo actual:
1- Aumente su inteligencia
2- Modifique actitudes y patrones en el manejo de dinero
3- Active sus destrezas y talentos potenciales...
Daba una pequeña información sobre como descubrir quienes fuimos, en forma de receta de cocina:
1- Nos esforzamos por recordar nuestros sueños (¿?) y los anotamos en una libreta día por día,
2- Meditamos durante dos horas ¡en ayunas! hasta dejar la mente en blanco (sin desmayarse, en lo posible) y permitir que las imágenes vengan a nosotros. Anotarlas en la libretita.
3- Poner atención en esas sensaciones extrañas que nos llegan y que tendemos a ignorar. También dejar registro escrito.
Una vez completos los ingredientes, mezclarlos todos y hacer un perfil estimativo del antecesor al que le afanamos el alma.
Terminaba con la invitación propiamente dicha, previa aclaración que el arancel de cada sesión era de 100 dólares y los cursos se dictaban los días sábado. El pago debía hacerse por adelantado.
La primer reacción que tuve fue la de usar el reverso de la nota como anotador para las compras del supermercado, pero después lo leí otra vez, y llegué a la conclusión que Camilo lejos de ser un vendedor de ilusiones, realmente era un iluminado. Sin ir más lejos, en la misma esquela lo demostraba, él era la clara demostración de la verdad sobre lo que ofrecía:
Este buen hombre indudablemente aumentó su inteligencia: se autotituló gurú, activó sus destrezas y talentos potenciales y modificó sus actitudes con el manejo del dinero: a 100 dólares por asistente, con que convenza a 10, tiene el mes hecho.
Pero no conforme con ello, seguí las instrucciones y llegué a la siguiente conclusión:
En mis sueños tiendo a pelearme con alguien, se me caen los dientes o ando desnuda de la cintura para arriba. Reduje la parte de meditación en ayunas de dos horas a tres minutos (los que demoro en cepillarme los dientes, lavarme la cara y peinarme) y la única imágen que me viene (confirmada por el espejo) es ojos achicados e inflamados y marcas de la almohada en la piel. Lo de las sensaciones extrañas, es lo menos problemático: siempre tengo la misma: deseos incontrolables de pegarle a alguno. No hay errores posibles, mi yo anterior se manifiesta de manera clara: antes de ser esta cosa que soy, era un boxeador.
Ante tamaña demostración de verdades, definitivamente creo en las vidas pasadas.
Y como Internet da para todo y a ustedes les encantan estas boludeces, les dejo una página cedida generosamente por Se me olvidó el nick, para que busquen a los otros que fueron.(Pequeña aclaración: el señor que redacta la página debe ser europeo y supone que todos lo somos, porque a mi me dice que nací un ventoso día de otoño, cuando en realidad, y si no me mintieron, fue en una calurosa noche de primavera).