La primera vez fue hace unos meses, y como venía de
él mucho no me preocupé. Ya sé que siempre ensaya conmigo, así que al mensaje de "aceptá esto, che!", le dije "bueno" y no me preocupé más. El nombre me sonaba a programa musical juvenil, pero como algunas veces sufre de regresión a la adolescencia me pareció hasta lógico.
Al poco tiempo me llegó una nueva invitación, pero acá además de
él, también estaba incluído
este. "Es buenísimo, vos decí que sí y podemos compartir cosas entre los tres". "¿Qué tipo de cosas?" pregunté con cierto temor a la respuesta... "Lo que nos guste y creamos que te puede gustar a vos también". "Estee..., bueno, pero tengan cuidado que debo mantener una imagen" les aclaré y otra vez dí el sí.
Con
él me sorprendí. Ese tipo de invitaciones las podía esperar de muchos, pero a él lo tenía como un tipo más bien reacio a esas cosas. Hacerlas las hacía, pero no públicas. Y sin embargo, ahí estaba: bien clarita para que no quede lugar a dudas.
Cuando creía que mi cuota de "sí, dale, acepto" estaba completa, desde
Santa Fe me llegó una nueva propuesta. Esta era la más rara de todas, está bien que el emisor es joven y ya se sabe, los jovenes siempre están dispuestos a probar de todo, pero debería haber tenido en cuenta que yo ya estoy mayor..., me tomé el trabajo de aclararle que si bien no me negaba, tampoco esperara mucho de mi parte.
Pero el shock mayor se produjo cuando las que querían lo suyo eran mujeres. Fue como una especie de huracán descontrolado, seis, siete u ocho por día. Todos querían experimentar y todos me ofrecían ser parte de sus experimentos.
Yo sé que tengo el sí facil. Yo sé que dar un poquito de mi no cuesta nada y hace feliz a los demás, pero por favor, necesito que antes de seguir con mi aporte, ¡¡alguien me explique como carajo se usa el Google Reader, el IGoogle, el Hi5, el Facebook, el Netlog, el Linkedln, el Pidgin y todas esas cosas raras que USTEDES se la pasan mandándome!!.
Digo yo, ¿no les alcanzaba con tener un blog?.