No es que yo sueñe raro, lo que pasa es que mis sueños son muy realistas. Por ejemplo, una vez soñé que iba a Barcelona a visitar a Barbarita en colectivo. Tomaba el 333 en Ugarte y Panamericana y en un rato (después de cruzar un río) llegaba. Y hasta me llevaba un saquito de lana porque acá era verano y allá invierno. Es cierto que el 333 todavía no va a Europa, pero eso no significa que no pueda pasar en un futuro. De ahí el realismo, ¿se entiende?.
Hace dos noches me acosté, miré un poco de televisión y después me dormí.
La primer imagen (que recuerdo) era la de mi marido sentado en la cocina frente a mi, mientras yo le preguntaba por Violeta. "Estamos saliendo hace un tiempo", me respondía el infiel. Como llegó Violeta a mi cocina es un misterio, pero apareció de la nada y diciéndole "Jinete (¿¿¡¡¡JINETE!!!??, ¡¡se llamaban por un nick!! ¡¡No puedo estar casada con uno que use "Jinete" como apodo!!), si querés vuelvo en otro momento, porque ahora estas ocupado". Yo miraba a "Violeta" (Santo cielo, tal para cual. ¿Cómo va a llamarse "Violeta"?) y le decía "Relajate (¿yo diciendo "relajate"?), está todo bien. Eso sí, esperá en el pasillo que tenemos que arreglar unos asuntos familiares". Algo pasó en el medio pero me lo olvidé, porque lo siguiente fue "Jinete" diciendome que iba a buscar el auto para llevar a "Violeta" a su casa. Yo sabía (no me pregunten como) que ella era una compañera de trabajo. No es ninguna de las reales que conozco, les aclaro.
Supongo que me dio mucha bronca que la trajese a mi casa, porque me desperté de golpe. Miré el reloj: 4 y 16 de la madrugada. Me senté en la cama, le dí un empujón violento a mi marido que dormía de costado, dijo algo como "qqrrrrrreszzzZZZZzzz", se dio vuelta y siguió durmiendo.
Todo hubiese quedado ahí si no fuera porque me volví a dormir ¡y seguí soñando lo mismo!. Esta vez el escenario era nuestra antigua casa de Olivos, en remodelación. Estabamos el infiel y yo cuando "Violeta" apareció. Entró y empezó a opinar sobre el empapelado (¿qué empapelado? odio las paredes empapeladas). "Jinete" se acercó, la abrazó y le preguntó si era el color que prefería. Ahí me dí cuenta que la casa ¡era para ellos, no para mi!. "Violeta" me miraba mientras le decía: "Jinete, llamé dos veces pero como atendía ella corté, pero te dejé un mensaje en el contestador" (Indudablemente, esta es tarada ¿cómo no voy a escuchar los mensajes en MI contestador?). La siguiente imagen es de un lugar con mucha gente donde el infiel presentaba a "Violeta" ¡estando yo ahí!.
Me despertó el ruido del armatoste que tengo por despertador, pero la indignación iba en aumento. Empecé a darle trompadas a Gingero que trataba de taparse la cabeza con las dos manos mientras me gritaba "¿QUE TE PASA, LOCA?".
"¿Qué me pasa, traidor, infiel, desgraciado? ¡Vos a mi no me vas a andar engañando y mucho menos con una mugrienta de tu oficina!", le contesté mientras seguía golpeándolo. ¡"¡Y ahora juntas tus porquerías y te vas de acá, y que ella te planche esas camisas de mierda puro algodón que se arrugan todas!! ¡¡Te vas ya mismo con "Vio-le-ta", "Ji-ne-te"!!"
"¿Qué Violeta, cuál jinete?" me decía el infiel. No hay nada que me ponga tan furiosa como los cobardes que no son capaces de afrontar la situación y se hacen los desentendidos. Más enojada estaba.
"Esa, a la que le estás arreglando la casa de Olivos, la que tiene un gusto asqueroso y empapela las paredes"
El infiel me miró, dijo "es demasiado temprano para escuchar tantas huevadas" y se encerró en el baño, mientras yo le gritaba desde el pasillo "¡¡Claro, que me engañes con otra, que gastes una fortuna en ella y que me dejes por esa chirusa es una huevada!!"
Julia se despertó por los gritos y escuchó la última parte de la pelea. LLorando fue hasta la puerta del baño a reclamarle a su padre: "¿Porqué nos hacés esto, porqué engañás a mamá, porqué te vas?".
El infiel debía estar un poco cansado, porque le respondió despacio (siempre dentro del baño) "Julia, dejá de decir pavadas que no me voy a ninguna parte. Tu mamá SOÑÓ que yo la engañaba, ¿entendes? SO-ÑO"
Julia se secó las lágrimas con una media, me miró y me dijo: "Mamá, ¿vos sos pelotuda?", y dando un portazo se metió en su dormitorio.
Gonzalo estaba desayunando en silencio. Cuando entré a la cocina, en tono de súplica pidió: "Por favor, decime que soy adoptado".
Ya tomé precauciones. Puse el palo de hockey debajo de la cama. Si vuelvo a tener un sueño como ese, Gingero se queda sin dientes. Lo juro.
*El título de este post parece el nombre pedorro de un espectáculo de Sofovicho.
# posteado por Ginger : 5:11 p. m.
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