Siempre hay alguien que está peor.


marzo 19, 2009

Cuba, capítulo 5

Viene de los 4 post anteriores.

Hemingway era un curda bárbaro


No hay bar en La Habana que no se adjudique el paso de Heminwgay por él, pero solamente dos pueden dar fe de ello. Uno es La Floridita.
La encontramos de casualidad, mientras recorríamos las callecitas llenas de casas como conventillos, con jaulas de canarios colgadas en las paredes exteriores. En una esquina rosada, los carteles anunciaban que era uno de los 7 bares más famosos del mundo (no tengo idea cuales serán los otros 6) y de ella decía Hemingway "mi daiquiri es de La Floridita". Primero me sorprendió el lugar: no era un simple bodegón, el decorado estaba impecable, la barra era de cedro y precedía a un salón comedor bastante lujoso. El mozo ni siquiera nos preguntó que queríamos tomar, directamente dejó dos daiquiris sobre unos posavasos (me regaló uno que traje de recuerdo) con publicidad del lugar y una bandeja con platanitos. Eran las seis de la tarde y yo estaba con el estómago vacío (no quise almorzar en Varadero porque tenía el desayuno atragantado), y debe ser que lo tomé demasiado rápido, pero cuando quise sacar fotos no podía levantarme. Lejos, lejísimo, el mejor daiquiri que tomé en mi vida. El que tenía mayor cantidad de ron también. Y el más caro, pero eso es anecdótico.
Hay una figura del escritor tamaño natural, en bronce, apoyada contra la barra y fotos de Ernest con Fidel. Tuve la sensación de estar en otra época, tal vez por las luces tenues, o porque los músicos tocaban canciones antiguas (en Cuba hay músicos por todos lados, incluso en la calle), pero no quería moverme (además de no poder, claro). Estaba tan cómoda que lamenté irme, pero debíamos regresar al hotel para bañarnos. Dos horas después nos esperaba una cena en La Bodeguita del Medio.


Cenando con Pierce Bronsan


Sabíamos adonde quedaba porque la cruzamos en nuestra caminata. Empedrado 207, a la vuelta de la catedral. Teníamos reservas para las 9 de la noche y el taxi nos dejó dos cuadras antes porque esa zona se cierra para vehículos cuando anochece. Una cosa es pasear de día, pero La Habana en la oscuridad es laberíntica. Preguntamos a un policía, que no solo nos informó, se tomó la molestia de acompañarnos para que no nos perdieramos. (no por seguridad, en Cuba no hay delincuencia).
Nos ubicaron en un saloncito con 6 mesas de madera y sillas duras. Mi marido al lado de Guillermo Francella y yo de Pierce Brosnan. Casi beso al mozo por la deferencia. No, no es que estaban ellos en persona. La Bodeguita está tapizada con fotos de famosos que comieron allí (o tomaron un mojito como Hemingway mientras escribía El Viejo y el Mar) y las paredes firmadas por todas las personas que pasaron por el lugar. El menú es fijo, pero fue lo mejor que comí en Cuba. Pata de cerdo horneada, papas fritas, ensalada, arroz con portos negros, unas rosquitas que no sé como se llaman, aceitunas y un montón de "picadita". Busqué cuantos argentinos estaban encuadrados y encontré (además de Francella) a Susú Pecoraro, a Miguel Bonasso, a Fito Paez con Cecilia Roth y a Maradona. Del resto del mundo, desde Rita Hayworth hasta Sean Penn, y cientos más. Todos sosteniendo el cartel del lugar. Atrás nuestro estaba una pareja de españoles, y la señora se pasó la noche retando a Emilio, el marido. Eso solo ya fue divertidísimo. Después del "cortito" (café expreso tan fuerte que parece petróleo), nos quedamos escuchando a los músicos un ratito, y salimos a caminar por la noche de La Habana. Nos colamos en una fiesta privada en la plaza de la catedral, paseamos por la costanera para ver la luna llena reflejada en el mar, y (miren que poético) con el alma llena de belleza nos fuimos a dormir.

Al morro voy en guagua

Después de probar las aproximadamente doscientas cosas distintas del desayuno, decidimos recorrer las 3 Torres del Morro.
El Morro es una fortificación construída por los españoles por el 1500 que custodia la entrada a la bahía. Es exactamente un castillo de piedra como seguramente habrá en Europa, con un pozo profundo, un puente levadizo (del que solo quedan las cadenas) y un faro en la punta, todo rodeado por un murallón impresionante. Desde allí se puede ver la ciudad de La Habana.
Paseamos un rato y decidimos irnos (no había demasiado más), pero nos encontramos con un problema: ¿cómo volver?. Lo más lógico: en taxi... que no pasaba. Preguntamos a la señora que está en la entrada y nos sugirió un guagua (colectivo de línea). El pasaje cuesta 0,50 pesos cubanos (que no es lo mismo que CUC)... que no teníamos. Ahí mismo sacó de su bolsillo y nos dio una moneda sin aceptar a cambio el cuc que le ofrecíamos. "Ustedes son turistas, pero sobre todo, argentinos", nos dijo. Y unos minutos después nos estabamos subiendo a un bus entre gente, ¡motos y bicicletas!. Cuando vimos un edificio conocido, decidimos bajarnos. Estabamos frente al Museo de la Revolución, y para allá nos fuimos.

Mañana continúa y termina.


Comentarios:
WOW!
que susto me pegué, vine a comentarte que estaba por hacer contigo lo mismo que hacen en "LA ACADEMIA" (la de cine no de fútbol) con los actores retirados y me encuentro con un libro más o menos! Esto del "año sabático" (que si me decís que ya pasó un año me tiro por la ventana) te sentó bien al parecer (aunque me inclino a pensar que tus vacaciones se llevan más crédito en esto).

En fin, a lo que venía, a mi me escribieron la palabra premio y no me pude resistir, pero claro, después le leí la letra chica, asique acá estoy repartiendo.
 
yo no sé tú, Ginger, pero después del palizón y de la cantidad de cosas que hicieron cada día y cada hora, yo habría necesitado otra ración de vacaciones para descansar de las vacaciones...
Me encantó este ejercicio, porque se te sigue notando las sensaciones y emociones todavía fresquitas de haber estado en Cuba...
Ahh y una cosita: Recuérdame de no pelearme contigo ni una vez, tienes memoria de elefante!!!!!!!!!!!
Besos.
 
Gracias Semeolvidó!. ¿Necesitás mi número de cuenta? Porque el premio es en efectivo, no?.

Pasaron 3 meses de mi año sabático, pero posteé lo del viaje porque ¡con lo que me costó, más vale que lo amortice!
 
Luisa, volví con un cansancio físico tres veces superior al que tenía cuando me fuí, (y encima estuve más de 30 horas sin dormir porque no pego un ojo en los aviones, y volamos de noche), pero la cabeza la traje como nueva. Claro que llegué y al día siguiente ya estaba estresada. No me dieron ni un día para avisarme las complicaciones que se produjeron en el trabajo cuando yo no estaba.
Lo de la memoria es un karma, creeme, porque hay cosas que quisiera olvidar y las tengo ahí, fresquitas fresquitas.
 
Mirá si habrás regresado renovada que hasta decís cosas poéticas del lugar!!!

Me emocionó lo de la señora que les facilitó las monedas para viajar. Debe ser un sueño estar en un lugar que nos ayuden por ser argentinos.

¡QUIERO IRRRRRRRRRRRRRR!!!

Besos a la cubana
 
Y otra señora, Dudis, en la plaza de la catedral me escuchó hablar y me dijo "¿Tu eres argentina? ¿me permites darte un abrazo"?. Casi me pongo a llorar, te juro. Yo le decía: "pero mire que SI soy argentina, ¿está segura que quiere abrazarme?".
Vos TENES QUE IR A CUBA, buscate una banca, nena.
 
Me sorprende el trato a los argentinos (Además de malas costumbres argentinas que allá no se usan), por ejemplo:
La señora que les dió las monedas sin pedir nada a cambio (Nombrame 2 argentinos que hubiesen hecho lo mismo)
Y el policia que te acompañó.. para no perderte y no para que no te violes, como hubiese sido acá (Si no era el mismo cana el que te afanaba)
 
La banca, está. Lo que falta es mi pasaporte, carajomierrrrrrrrrrda. Este año lo saco. Este año lo saco. Este año lo saco. Al pasaporte. A ver si el futuro entiende que saco a la banca. Viste que hay que aclarar todo en esta vida. Buajjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjaja

Besos y chistes
 
Yo en cuba no pensaría en un daikiri sino en un mojito!!!.... me encantan!!!!!!!!!!!!.... y lo de viajar en gua gua debe haber sido toda una aventura.
 
Publicar un comentario



<< volver al blog